Comenzamos un nuevo curso escolar y retomamos nuestro proyecto centrado en el asesoramiento en torno al PLC. No estamos precisamente de enhorabuena los docentes, dado el ataque que la educación pública está sufriendo con la política de recortes que han decidido aplicar nuestros gobernantes y de la que somos víctimas tanto directa como indirectamente. Es difícil afrontar con ilusión nuestro trabajo cuando vemos como se recrudecen nuestras condiciones laborales, a la vez que se reducen nuestros salarios y nuestras prestaciones. Es difícil implicarnos en proyectos que apuesten por aumentar la calidad de la enseñanza, cuando lo que encontramos por parte de la administración son decisiones que inciden negativamente en dicha calidad: disminución del presupuesto asignado a los centros, reducción de plantillas, aumento de horas lectivas del profesorado, aumento de la ratio, eliminación de medidas destinadas a atender la diversidad…
Los docentes que nos dedicamos a la formación del profesorado, también nos vemos afectados por esta política de recortes. Sin ir más lejos, nuestras compañeras Eva Arias (CEP de Huelva) y Nuria Rabassedas (Servei Educatiu del Baix Empordá), que participaron durante el pasado curso en este proyecto, han visto suprimidas su plazas de asesoras y se han incorporado a sus respectivos centros, por lo que desde aquí aprovechamos para agradecerles sus aportaciones y expresarles nuestro deseo de que sigan colaborando con nosotros en la medida de sus posibilidades.
Entendemos que en este contexto de desánimo general, en el que cada día, desde instancias gubernamentales, nos sorprenden con declaraciones que más parecen destinadas a desprestigiar al profesorado que a velar por la calidad del sistema educativo, se produzcan reacciones que propongan limitarnos a cumplir estrictamente con nuestros horarios y nuestras funciones, sin implicarnos en todas aquellas tareas que supongan horas extras y que impulsen la innovación educativa y la mejora de los resultados escolares.
Desde mi punto de vista (que no necesariamente tiene por qué coincidir con el del resto de integrantes de este proyecto), dada la ola de conservadurismo que envuelve a este gobierno, pienso que es muy probable que sea eso precisamente lo que pretende: abortar todas las iniciativas innovadoras que durante los últimos años se han puesto en práctica en los centros, destinadas a conseguir la integración de todos y todas, independientemente de sus capacidades, para volver a una educación segregadora, en la que sólo alcancen el éxito los más capacitados y las más capacitadas. Y de paso, desprestigiar tanto la educación pública que les permita justificar el impulso a la privada, y así volver a situaciones del pasado, al parecer añoradas por una gran parte de nuestra clase política actual, en las que reciban una educación diferenciada los hijos de las clases dirigentes y los hijos de las clases populares.
Ante esta situación, parece que es al profesorado a quien corresponde la responsabilidad de defender la calidad de la educación pública. Y sabemos que la calidad sólo se consigue con la implicación en procesos de mejora, en proyectos que aporten soluciones a los conflictos que se producen en las aulas, a las carencias que observamos en el alumnado, a las contradicciones que se producen entre nuestra forma de enseñar y las nuevas formas de acceso al conocimiento… Nosotros, por nuestra parte, vamos a seguir trabajando en nuestro proyecto, convencidos de la importancia que tiene el desarrollo de la competencia lingüística para garantizar el éxito y evitar el fracaso escolar y animamos a los centros que lo deseen a entrar en contacto con nosotros para trabajar conjuntamente en la elaboración y puesta en práctica de sus proyectos lingüísticos. Porque entendemos que mantener el esfuerzo, la ilusión, el compromiso que siempre ha caracterizado a los docentes, es la mejor manera de defender la educación pública del ataque tan brutal que está sufriendo.
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